NACIONAL. Rally chicha

Son 48 ronchas las que tengo en las piernas. Cerca de medio centenar de picadas de mosquitos se han hecho presentes tras el rally de Chincha y han estigmatizado mi sentido de ánimo. Así mientras percibo como me arde la pierna siento que esta sensación es acorde a lo vivido en una carrera donde las circunstancias no estuvieron acordes a un prueba del Nacional. Me pica. Me pica doble y el Caladril no basta. Fue un caos. Trato de no ser negativo pero hay cosas que no han marchado nada bien. Así que iré por partes y sin pasiones. Los autos de apertura fueron una desgracia. En la primera pasada no tenían banderas, ni números. Es más iban chivateando antes que preocupándose por controlar la ruta -que dicho sea de paso estaba bastante desordenada-. Para la segunda pasada ya tenían bandera pero no números y el domingo estaban numeradas con un tape. Con un tape!!!. Eso si no se pongan exquisitos y comiencen a exigir cascos y mamelucos. Decir que había escasa presencia policial en los tramos sería generoso. Mucha gente y poco control. El despiste de Panizo, y los tres autos golpeados como consecuencia, fueron una clara muestra que las cosas no marcharon como debía puesto que los vehículos estaban en una zona de riesgo. Estuve en el especial 6, el primero del domingo, y fui testigo de como a menos de diez minutos para la partida del tramo habían combis dejando pasajeros. Esto demuestra el nulo control que había. Al final se tuvo a bien cancelar el tramo, sin embargo se dio luz verde la segunda pasada. Y en ese marco, Raúl Orlandini se despistó al eludir una moto que estaba en la ruta. Conclusión los autos de apertura no funcionaron y el tema de seguridad dejó bastante que desear. Ojo que hablo de cosas que vi. Otro episodio importante fue el que protagonizó Martín Elias, navegante de Francisco Barco, cuando tras el fuerte calor reinante y tras disputar la primera pasada llegó bastante deshidratado al parque de asistencia. De un momento a otro sintió un fuerte dolor en el pecho y la presencia de un doctor era más que necesaria. Gritos. Rostros desesperados y Francisco corriendo de lado a lado pidiendo un doctor que no había. Al final el galeno jamás apareció. Nunca. Si los dolores de pecho de Martín hubieran sido un infarto esto no tendría los tonos anecdóticos que supongo en las siguientes horas querrán darle algunas autoridades. La seguridad es parte elemental de la prevención y en esta fecha el tema ha cojeado en grande. Cuando un piloto paga el derecho de inscripción, 300 dólares, así como tiene que ceñirse a ciertas reglas tiene ciertos derechos. La seguridad es uno de ellos. El tema de los tiempos también fue lamentable en la primera etapa. No hubo durante una buena parte y cuando estos se publicaron estaban errados. Así mientras en la pista Orlandini terminó liderando el día por más de un minuto en la página oficial de la prueba aparecía primero Fabricio Petinari. Plop. En las próximas 48 horas tengo que escribir y entregar el artículo de Ruedas. Me pica y creo que, esta vez, es algo más que las ronchas.