Han pasado cuarenta y dos años desde la primera vez que el caucho circuitero se posó sobre la historia de las Seis Horas Peruanas. Mientras The Beatles lanzaba al mercado su primera producción con la pegajosa “I want to hold your hand” y en Estados Unidos se trazaban los primeros planos para la construcción de las Torres Gemelas, Lima se sorprendía a fines de 1964 con la primera edición del Gran Premio de Circuito en el Campo de Marte. En una jornada plagada de espectadores que tapizaron la cuadras aledañas, Percy Fox y con Kike Perez a bordo de un Volvo P1800 se llevaron el primer timón de oro de la historia circuitera. Atrás quedaron Eduardo Rodrigo con Fernando Wicht mientras que en la tercera ubicación lo hicieron Guillermo Arteaga con Emilio Fort. Un año después, tras muchos comentarios y una expectativa afición, se realizó la segunda edición de las 6 Horas Peruanas con la participación de pilotos de 8 países y destaco parque automotor compuesto por Ferrari, Lotus, Porsche, Volvo, BMW, MG, Triumph, Alfa Romeo y Allart. Entre los participantes destacó la presencia del quintuple campeón de Fórmula 1, Juan Manuel Fangio. Aún la victoria se quedaría en casa gracias a una inspirada actuación de Eduardo “Chachi” Dibós con Emilio Fort en un Ferrari. Muchos kilómetros han pasado sobre la historia de esta prueba. La carrera ha recorrido diferentes trazados como el balneario de Santa Rosa, Agua Dulce, Las Palmas, Collique, Tacna, la Vía Expresa, el Paseo de Los Héroes Navales del centro de Lima pero su naturaleza de prueba de largo aliento se ha mantenido inalterable convirtiéndose en endurace patrio. A diferencia de jornadas anteriores, donde la prueba fue organizada por el Deportivo CAS –creadores de la prueba- y en alguna ocasión del Automóvil Club de Tacna, esta vez la responsabilidad de sacar la prueba adelante está en manos del Automóvil Club Peruano. Más allá de los nombres y las instituciones lo verdaderamente importante es la pasión. Esa que no ha dejado de rodar en todos estos años y que mañana se presentará intacta con la arrogancia de su condición legendaria propia de ser la prueba más antigua del automovilismo peruano.
Nota basada de la información del Automóvil Club Peruano
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