En un deporte como el automovilismo, donde los fierros pueden traicionar en cualquier momento, pocas veces se puede hablar de merecimiento puro. La suerte, la ruta y decenas de factores externos muchas veces definen los podios. A diferencia de Hollywood, acá no siempre ganan los buenos. Sin embargo cuando ello sucede, la alegría es inmensa no solamente para el que celebra sino para todos los que aman el deporte. Juan Abuid se consagró campeón Nacional de la Turismo Superior, este fin de semana, y el automovilismo ha saciado una deuda con uno de los animadores más importantes de la tracción simple. Juano alcanzó la corona y redondeó su año con la tranquilidad de haber alzado las dos copas más importantes de la temporada: la Nacional y la de Caminos del Inca. Cabe resaltar que con la automarginación de Rodrigo Alonso en esta fecha, el título de Abuid pasaba por llegar a la meta. Así Juano, en un rally donde solo le había reglado abandonos en el pasados, se hizo tripas las muñecas y bajó 0.5 gramos de potencia en cada curva. Dejó que Ian se vaya lejos –quién terminó la categoría por 2’57’’- y anduvo a paso de vuelta olímpica. Pero cuando la tarea parecía sencilla, entrando al segundo parque de asistencia del día (a falta de cuatro primes por correr) Juano golpeó un poyo de cemento corrió el eje trasero (para más atrás aún) y se abrió la llanta trasera del Fox. A la mier… Cuando parecía que todo se complicaba más de la cuenta el equipo arregló el desperfecto improvisando una mesa de torción teniendo como base el camión que trasladaba los autos. Si bien el problema se arregló los nervios se prendieron. Así en los últimos cuatro tramos los fantasma del abandono desfilaban pese a que el auto no fallaba. Al final Juano llegó al parque y consiguió el grito más esperado en todo el año. Ese que solo sueltan los campeones.
PD. A los Fox. Si pueden pasar las fotos que iba tomando Gianni desde la cabina del auto las colgamos acá felices.
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