CDI. Analisis

Hay muchos que proclaman que mientras no se haya ganado Caminos del Inca, no se ha ganado nada en el automovilismo peruano. Hay varios que promulgan que la copa del Gran Premio opaca a cualquier otra y que un piloto recién es considerable figura cuando se impone en el raid patrio. Yo siempre he creído que aquellas afirmaciones son chauvinismo sin mayor análisis que la pasión. César Cataño se ha proclamado Inca por descarte tras especular durante cuatro etapas. Así sin haber celebrado nunca un podio absoluto en un rally regular, César ha logrado llevarse la copa del Inca. ¿Qué significa esto?. ¿Acaso este logro representa la evolución milagrosa de Cataño en una semana?, ¿es acaso el del Lancer hoy mejor piloto que hace ocho días?, ¿convertirá este trofeo al buen César animador regular de las pruebas venideras?. Lo cierto es que la victoria obtenida evidencia que en la actualidad en Caminos del Inca no ganan los más rápidos sino los que especuladores (que no es lo mismo que los arriesgaron y tuvieron problemas en la ruta). No acepto aquel facilismo de comparar los CDI con Dákar. Y es que en el raid europeo-africano él que gana es el más regular y no el que salió con la intención “de darse la vuelta”. Yo nunca he escuchado a Peterhansel diciendo: “queremos aprender”. Tampoco recuerdo casos que el triunfador era el que estaba a más de dos horas del primero.
Este año Caminos nos presentó cuatro animadores (Orlandini, Jochamowitz, Alayza y De La Flor) dejando afuera a nuestras cartas internacionales Ferreyros, Pardo y Dasso –quiénes han manifestado, en su momento, que no piensan correr la prueba mientras se mantenga la actual directiva- y a los animadores del nacional como Barco, Valerga, Brandes, Ledgard entre otros. Ante estas ausencias la presencia provinciana ha tomado fuerza y si bien el esfuerzo es encomiable lo cierto es que no llegan al nivel que los ausentes. No se olviden que hasta antes del abandono de De La Flor, Cataño estaba a dos horas y 20 minutos de la punta.
En el continente existes dos carreras similares a nuestro Raid: La vuelta a la República (en Ecuador) y la Transchacho (Paraguay). Ambas pruebas cuenta siempre con el cartel regular de pilotos del campeonato, al que se suman –como acá- pilotos experimentados. El éxito de estas pruebas es tal que los pilotos suelen descartar las fechas del Nacional para sumar esfuerzos –y precauciones- con miras a los Grandes Premios. En el Perú no pasa esto. Así en lugar de preocuparse de unir a los pilotos, muchas veces pareciera que algunos directivos están más preocupados en declarar personas no grata a los volantes, amenazar inscritos con prohibirles la partida y realizar interrogatorios (con grabadoras) dignos de la GESTAPO. Acá los pilotos no corren la prueba no por una cuestión de si les gusta o no, sino porque simplemente no les provoca.
Lo cierto es que Caminos del Inca con el tiempo se viene erosionando. Las ausencias de Dibos y Orlandini se han sentido muchísimo este año. Y más allá del aspecto emocional lo cierto es que con los dos afuera, el Gran Premio perdió a dos protagonistas insignes que tiene calidad de atracción en una carrera que no presenta mayores figuras de recambio. Así al inicio de la prueba los pilotos que se dilucidaban como candidatos –con excepción del Mono- son los mismos nombres del último quinquenio.
Muchas veces se ha dicho que se tiene que variar el formato de Caminos del Inca. Honestamente creo que, en este momento, este no es el principal problema. La tarea número uno, con miras a la edición 2007, debe ser cerrar heridas. Olvidarse de si hubo o no complot y preocuparse en hallar la causa del malestar de un importante grupo de pilotos. César Cataño ha salido campeón de Caminos y para muchos, siguiendo su lógica, es por ello el mejor piloto del momento. Honestamente lo dudo. Si ponemos al buen César en una Superprime contra El Mono, Barco o Brandes dudo mucho que les ganaría. ¿Entonces ante que estamos?.
Varios me han afirmado que César ha ganado porque ha sido el más regular. Honestamente creo que ha ganado porque no arriesgo y ello me cuesta celebrarlo. Y si pues si uno no se la juega es bastante fácil ser el más constante. Otro grupo de personas me ha dicho que Cataño se merece este título por el papel que ha jugado en la renovación del parque automotor de competencia. Y si bien lo hecho por César es encomiable no me parece que lo haga merecedor del Gran Premio. Si quieren homenajearlo que le den un plato recordatorio pero no lo designen Inca. Porque bajo esta lógica pareciera que la victoria de Caminos del Inca la hubiera conseguido tras sumar puntos Bonus en la tarjeta del aprecio del gremio. Es más Cataño poco más y ha manejado con las luces direccionales puestas. El buen Cesar no ha ganado ninguna etapa en toda la carrera.
Ojo no estoy en contra de Cataño. Estuvo en lugar preciso, en el momento preciso y cobro. Nadie puede reclamarle nada porque él llevo a cabo su plan –que inicialmente pensaba que no le iba a dar más que un podio de su categoría- y terminó cobrando el premio gordo. César no tiene la culpa pero yo tampoco. Creo que la victoria de Cataño es una muestra que Caminos del Inca tiene que hacer las paces con las figuras. Porque lo cierto será que si de acá a unas semanas César va al rally Codasur de Santiago con la placa de Campeón de Caminos del Inca, habrán varios tracción simple que le llenaran de polvo el reconocimiento. En lo personal Cataño me parece un buen deportista. Se preocupa de contar con autos competitivos, se rodea de profesores experimentados, invierte en su equipo, disputa todas las pruebas posibles para sumar horas de vuelo (este año ha sido el piloto que más carreras ha tenido en el año si sumamos sus participaciones en el campeonato wanka, nacional y el sudamericano) y posee una humildad interminable que lo hace un alumno excepcional.
Puedo sonar antipático y fácil este artículo es buscarme un problema, sin embargo creo firmemente que las instituciones debe estar por encima de los pilotos. Si se dice que los pilotos son unos inmaduros, caprichosos, llorones y quejones, los clubes no se pueden poner de igual a igual. Por el contrario tienen que demostrar su grandeza y madurez. Podrán decir que Caminos tiene vida propia y un pasado glorioso, sin embargo creo que ha llegado el momento que dejemos de darle valor al Gran Premio por lo que fue y no por lo que es. No es mérito de Caminos del Inca que las clases se paralicen, que los niños apunten los autos y que los pueblos paren sus funciones. Esas acciones son consecuencia de la pasión. Me van a decir que si el próximo año no hay una prueba que se llama “El Paseito del Conquistador”, ¿los aficionados no irían igual a la ruta?. Es más si hubieran más animadores estoy seguro que incluso irían más. ¿Saben que puede pasar?. Que acá a quince años los niños no tengan los mismos recuerdos que nosotros tenemos y esta tradicional prueba se despinte como el Premio Presidente de La República. Hoy nos panudeamos diciendo “te acuerdas de Bradley”, “Chowsky”, “Dibos”, “Orlandini” o “Alayza” pero mañana estos nombres no estarán. Ahí nos daremos cuenta que el recambio no se dio que hablar de los “Cataño”, “Matos” y “Muñoz” no alcanza para encender la pasión. Un error que nos dolerá y que tal vez será muy tarde reparar.