RIMA Y ARRIMONES (V)

| miércoles, 11 de octubre de 2006
No hay mucho tiempo de apremio,
tras los días del Gran Premio,
y es que todavía no acaba el año,
aunque haya ganado Cataño.

La agenda está apretada,
y las carreras vienen en manada,
Santiago, Huancayo y Lima,
prometen calentar el clima.

Ferreyros a puntos de campeonar,
Gautier obligado en el Focus a luchar,
Pardo y Dasso en busca de podios,
y nuestro nacional evadiendo odios.

La jornada se presenta alentadora,
con los nuestros en actitud entradora,
se nos vienen semanas de emociones,
llenas de luchas y celebraciones.

Lo que se viene en serio promete,
y no es porque haya mucho fuete,
sino porque se pondrá en el asador,
para que nadie salga perdedor.

De nada sirven las peleas,
o las discusiones siempre feas,
ahora se vienen los duelos,
como contaban los abuelos.

Tremendo fin de año espera,
en la tierra venidera,
que la emoción sacuda la flojera,
y que empiece la marinera.

Levanten los pañuelos marañeros,
que está de moda, queridos compañeros,
ha llegado el momento de las definiciones,
y de mostrar las verdaderas intenciones.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

extraordinario!!!!!

Anónimo dijo...

ole matador !!

Anónimo dijo...

No te imaginas como había extrañado esta columna!!!

Anónimo dijo...

Demasiada calidad para ser gratuita. En qué momento nos vas a comenzar a cobrar?!

Daniel San Román dijo...

Gracias a todos estimados. En verdad ya extraña esta columna tambien.
Tanto reconocimiento no hace más que presionar por mejorar la calidad y hacerla más seguida.
un abrazo a todos y gracias por escribir,
Daniel

Anónimo dijo...

si carajo !! no vayas a flaquear.

Bien ahí !!

Daniel San Román dijo...

Como voy a flaquear si estoy que como harto...jaaaaa.
Un abrazo,
Daniel

Anónimo dijo...

naaaaaaaa !!! no seas rosca jaa

Anónimo dijo...

...y por si aca, te cito : "... el apoyo de todos ustedes no hace más que darme más energías para seguir en esto y darme cuenta que tantas tonteras tampoco estoy hablando".

un abrazo

Daniel San Román dijo...

Nah. No hay roches.
El humor siempre podrá ante la bravuconada.
Un abrazo,
Daniel