Mientras en todas las categorías las calculadoras trabajan horas extras, la Super 1600 –como ya es costumbre en los últimos años- nos ha entregado al primer Monarca de la temporada. Así a falta de dos fechas Paolo Zani De Los Rios (Chubi para los amigos) se ha consagrado campeón nacional tras la no inscripción de Nicolás Fuchs. Con esta ausencia el volante del Yaris es matemáticamente inalcanzable en su categoría. Tras muchos intentos, donde el cambio de vehículo y la evolución del Yaris lo retrasaron más de la cuenta, Chubi ha sabido a punta de regularidad conquistar un campeonato memorable este año tras haberse tenido que contentar con ser un invitado sin derechos en las ediciones pasadas.
Repasemos la presente campaña de Zani (limeño que sobrepasa los treinta años con timidez y que debutó sin prejuicios en la Primero de Mayo de 1999). Al inicio del 2006 ganó en la primera fecha de Playas del Sur para semanas después abandonar en Quilmaná. Cuando para muchos regresaban los fantasmas del Chubi pasional –que hacía primar las emociones antes que el manejo cerebral-, el piloto del Yaris se las ingenió para demostrar su madurez. Así frente a un Fuchs intratable, con un Corolla indestructible, Paolo apostó por lo más inteligente: la constancia. En mayo alcanzó el segundo lugar de la S1600 en la Libertadores, en junio llegó al Pre Sudamericano y con un manejo inteligente repitió la posición. En Palpa, mientras la atención estaba en la deserción de varios TIN, supo monopolizar la mala suerte de Fuchs (que no sumó con su abandono) para conseguir con los diez puntos de su victoria despuntarse de la lucha. Chubi protagonizaría en la prueba Sudamericana de Huancayo el último depósito de unidades en su cuenta para el campeonato de la mano de las tres G: Gusto, Ganó y Guió. Mientras tanto Fuchs, que si bien fue el más rápido mientras estuvo en la pista demostró que los campeonatos los gana las horas de experiencia y no los minutos de pasiones, abandonó nuevamente.
Así se construyó el campeonato de Paolo con tres victorias y dos segundos lugares. Fue rápido pero sobretodo constante. La clave, a mi parecer, fue la madurez. Pese a que en más de una fecha terminó con el auto impregnado de oraciones en salvaguarda los frágiles palieres, Zani siempre se preocupo por llegar y esta regularidad le ha dado el campeonato. Se olvidó de las posturas, de las frases hechas y desde su humildad protagonizó las carreras más notables de su historia personal.
En lo personal a Chubi le tengo un cariño especial. Fue una de las primeras manos que me tendieron apoyo cuando me inicié como periodista automotor. Recuerdo escucharlo paciente al otro lado del teléfono, de madrugada, dándome los nombres de los pilotos que este redactor recordaba. Mis primeras crónicas de carreras están plagadas de “chubismos”. Con el paso del tiempo nuestras carreras han crecido de manera paralela. Él ya no es el copi de Pardo y yo ya no soy el redactor inseguro que buscaba hacer el artículo que garantice mi permanencia en la revista. Sin embargo si bien el camino ha sido extenso mantengo recuerdos incansables con Zani como la chivateada –yo como copiloto en aquella ocasión- en el Impreza de Pardo regresando a Quito en la edición 2002 de la Vuelta a la República, la emoción de cuando compró su Peugeot 206, el desayuno veloz tras ver mi primer rally mundial, la conversación donde me reveló porque le dicen Chubi (estimados la anécdota no es tan buena como el apodo así que mejor no pregunten) y hasta aquel día cuando llamó a mi editor –mientras compraba mayólicas para el baño de su depa en Cassineli- para decirle que era una burda mentira aquello que le había prometido publicar sus fotos a cambio de un chifazo como afirmaba un periodista.
Y es que con Chubi nunca he comido un chifa…solamente desayunos. Es más he sido testigo, como con los años, transformó su café expreso con triple a una ensalada fruta con jugo (¡qué decepción!) mientras el mío ha ido sumando ingredientes de manera generosa. Ahora Zani es campeón y tiene todo el derecho de gritarme el título en la cara tras las frases que le he regaló, en más de una ocasión, en la revista con sobrecargada ironía. Creo que la peor fue, el año pasado, cuando le dije que si no conseguía ganarle a Brandes antes de junio le iba a tener que regalar algo por el día de Padre. Pero así somos los amigos. Eso sí nunca dirán que, pese a los malos resultados que atravesó y mis frases cachosas, lo olvidé. Siempre estuvo ahí (sin fotos pero ahí). Lo tuve presente de sol a sol. Como diría Salserín.
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1 comentarios:
Gracias por esas palabras...
no era para tanto,jajjajajja
que grato saber que para ti tambien valio, la pena todo esto...
te felicito por tu blog, todo un exito.
Una vez mas, GRACIAS...
Chubi
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